

Persona diligente y responsable en búsqueda de oportunidades para adquirir experiencia laboral. Poseo una sólida ética de trabajo y disposición para aprender y contribuir en entornos desafiantes. Busco colaborar con un equipo competente para ampliar mis conocimientos y habilidades.
Monitoreo y Supervisión de la Salud Mantenimiento de una Rutina Diaria Estimulación Cognitiva Estimulación Emocional y Social Cuidado Higiénico Alimentación y Hidratación Actividad Física Moderada Manejo de Conductas Desafiantes Fomento de la Autonomía
Una de las tareas más importantes es monitorear la salud física del paciente. Esto incluye la supervisión de sus signos vitales (frecuencia cardíaca, presión arterial, temperatura, etc.), el seguimiento de su alimentación y la gestión de su medicación. Los pacientes con Alzheimer pueden olvidar tomar sus medicamentos, por lo que es fundamental administrarlos puntualmente y observar cualquier efecto secundario. Además, se deben programar chequeos médicos regulares, como análisis de sangre o evaluaciones cognitivas, para asegurar que su salud general esté siendo monitoreada correctamente.
La creación de una rutina estructurada es crucial para los pacientes con Alzheimer, ya que la falta de estructura puede generar ansiedad o agitación. Por eso, es importante establecer horarios regulares para las comidas, el baño, la medicación y las actividades recreativas. Las rutinas diarias ayudan a reducir la confusión, brindan una sensación de seguridad y permiten que el paciente se sienta más controlado en su entorno. Las actividades deben realizarse a un ritmo tranquilo, respetando siempre la capacidad y los tiempos del paciente.
Una de las actividades clave en el cuidado de un adulto mayor con Alzheimer es la estimulación cognitiva. Esto incluye ejercicios diseñados para mantener la mente activa y frenar, en la medida de lo posible, la degeneración cognitiva. Juegos de memoria, rompecabezas, lectura de libros o diarios de actividades pueden ser útiles para mantener al paciente enfocado y promoviendo sus capacidades cognitivas. A medida que la enfermedad avanza, las actividades deben ser más simples, pero siempre orientadas a fomentar la interacción y la concentración.
Los adultos mayores con Alzheimer pueden sufrir de aislamiento social y depresión debido a la pérdida de memoria y la dificultad para comunicarse. Es fundamental proporcionar apoyo emocional de manera constante, escuchándolos y mostrándoles afecto y comprensión. Las actividades recreativas como charlas sobre temas familiares, ver fotos antiguas o realizar actividades manuales pueden estimular tanto su memoria a corto como largo plazo. También es recomendable fomentar la interacción social con otros miembros de la familia o amigos cercanos para evitar que el paciente se sienta solo.
La higiene personal es un aspecto crítico en el cuidado de los pacientes con Alzheimer, ya que pueden olvidar cómo realizar ciertas actividades básicas, como ducharse, cepillarse los dientes o lavarse las manos. En este sentido, la enfermera debe proporcionar asistencia en estos procesos sin invadir la privacidad del paciente, fomentando su autonomía dentro de lo posible. Es importante mantener una comunicación calmada y clara, y seguir un enfoque suave, ya que los pacientes pueden sentirse confundidos o ansiosos durante las actividades de higiene.
El Alzheimer afecta la capacidad del paciente para recordar comer y beber, lo que puede conducir a la desnutrición o la deshidratación. Como enfermera, me encargaría de preparar comidas fáciles de comer y de ofrecerles alimentos ricos en nutrientes esenciales. También aseguraría que el paciente tuviera acceso constante a agua para evitar la deshidratación. En casos más avanzados, la alimentación asistida puede ser necesaria, lo que implica estar pendiente de que el paciente coma adecuadamente y de forma segura, sin riesgos de asfixia.
Aunque los pacientes con Alzheimer pueden tener dificultades para realizar actividades físicas complejas, el ejercicio moderado es fundamental para mantener su salud física y emocional. Actividades como caminar por la casa o en un lugar seguro, estiramientos suaves o ejercicios de movimiento pueden mejorar la circulación sanguínea, la flexibilidad y el estado de ánimo general. Además, la actividad física ayuda a reducir la agitación y el comportamiento ansioso.
Los pacientes con Alzheimer pueden experimentar agitación, confusión o comportamientos difíciles de manejar, como irritabilidad, inquietud o incluso agresión. En estos casos, es importante mantener una actitud calmada y paciente, evitando confrontaciones o respuestas bruscas. Las actividades que involucren relajación, como escuchar música suave, masajes o técnicas de respiración pueden ayudar a calmar al paciente. También es útil proporcionar ambientes tranquilos y seguros, minimizando los estímulos externos que puedan generar más confusión.
Aunque el Alzheimer afecta la capacidad cognitiva, es fundamental fomentar la autonomía del paciente en la medida de lo posible. Proporcionar elecciones simples en su vida diaria, como la ropa que desea usar o las actividades que le gustaría realizar, ayuda a mantener su autoestima y les da un sentido de control sobre su vida. Además, se debe respetar su dignidad, asegurando que se sientan valorados y cuidados.